lunes, 9 de enero de 2012

Nido de Buitres; historia de una grandeza entre las piernas

Manifiesto de Robert Arryn:

Aun siendo un tierno infante a mis ocho años, cuento ya con el delicado tacto y con la infame experiencia de aquel que palpa un pecho por millonésima vez. A mis manos venid putas con pechos, amamantadme, dadme el fruto de vuestros senos turgentes. Yo, a su vez, me comprometo firmemente a no despreciar ni derramar una sola gota con el fin de satisfacer vuestros deseos; que son, evidentemente, complacer a vuestro único y verdadero señor del Nido de Águilas y servir con complacencia y anhelo los designios de mi voluntad, que empiezan desde mi alumbramiento hasta el fin de vuestros días so pena de atravesar la puerta de la Luna.

Sólo hay verdad mas inexorable que la muerte, y leídas mis anteriores palabras sabed que a esta me refiero. Pues he te aquí las hazañas de mi grandeza, las que han hecho de este vástago señor vuestro señor.

Día aburrido, longevo y común. Hileras de gentío apiladas para aclamar a su señor del Nido como a su único y legítimo señor. No por ello la piedad y clemencia surgieron en mi; pues implacable como la gravedad su fin vieron próximo al no complacerme con leche alguna usufructo de una más que posible gestación que me pertenece por derecho. Sólo una única pueblerina pudo gozar del privilegio que es disponer de mi compañía como de la buena ventura de salir con vida.

Tras cinco "caídas" tan vertiginosas como usualmente jocosas llegó la última de las afortunadas en desfilar por la gran sala que precede a mi amada puerta de la Luna. Sentado, víctima del deleite, no esperaba nada más que no fuese ver a esa criatura precipitarse hacia el inexpugnable vacío. Sus gritos, lloros y lamentos sólo conseguían excitarme y producirme alterados temblores tántricos que debatían por aflorar. Pese a todos sus esfuerzos por salir indemne de tal trágico a la par que placentero fin; únicamente la grandeza y la exuberancia de sus descomunales pechos consiguió alterar mi ánimo por verla descender hacía la mas honda superficie.

"¡Alto! Tú" señale jadeante hacia el enorme bulto que sobresalía entre tanto hollín acumulado y exceso de harapos.

"¿Sí?, mi amado señor" arrodillose ejercitando los brazos hacia sus pechos para hacerlos destacar más aún si fuese posible.

"Acércate, mujer, ¿cómo os llamáis?" palpe sus protuberancias con mano diestra y ligera logrando el resultado esperado al tratarse de mi inexorable presencia. En un ataque de fogosidad e impaciencia lanzó un alarido que no podía significar otra cosa sino su acelerada excitación y evidente humedad.

"Alex Libros, mi señor" su humedad pronto paso a convertirse en agitaciones compulsivas sin muestra ni señal de dominio alguno. "Deseo que me toquéis... Más".

"No lo haré porque vos lo pidáis. La plebe no consigue ablandarme. ¡Oh, no, no a mi! Sino fuese por la inexorable grandeza de vuestros pechos ya habríais compartido idéntico y fatal desenlace que el resto. Pero no puedo permitir que se desaproveche semejante tamaño en tal nimia empresa en la que cualquier salvaje puede ocupar vuestro lugar." Sin haber acabado mis palabras toda ella carecía ya de ropa y tocándose sin aliento se agitaba sugerentemente en pos de excitar a su señor. Con pechos en boca me afane en succionar todo cuanto me cabía ansiando poder gozar de una garganta mas profunda para tal noble tarea.

Sus tibias manos desabrocharon el nudo que ataban mis ropajes despojándome prestamente de ellas con el fin de hallar consuelo en mi inexorable pozo de sabiduría y semen.

"Azótame con tu semilla en la cara y pechos, quiero sentir toda tu hombría" arrodillose para su señor alzando la cara hacia mi mástil instándome a que la golpeará con él.

"No. Yo soy tu señor, si quieres al menos ten la decencia de pedirlo como es debido"

"Por... Favor... Azótame hasta que revientes" reverenciose con los ojos en blancos consumidos por el deseo.

"Eso está mejor" Dedicando una de mis mas exquisitas sonrisas vertí mi inexorable semilla en sus pechos haciendo que por fin estos emanasen la leche tan merecida que ansiaban y llevaban esperando tanto tiempo. Cuando mi placer hubo concluido ella entre risas de alegría y de gratitud se despidió de su señor no sin antes pedir su permiso para retirarse. Y sin el peso que a tesón antes me acontecía, famélico acudí al lecho no sin antes haber saciado mi voracidad lechal.


De vuestro señor Robert Arryn dedico estos párrafos a una agradecida seguidora =)

8 comentarios:

  1. ¿Qué os hace pensar eso? :O XD

    ResponderEliminar
  2. Es creible, pero me asusta pensar en la degeneración que ronda el Nido de Aguilas

    ResponderEliminar
  3. Degeneración de la que sin duda se sabe que gustoso participaríais :)

    ResponderEliminar
  4. o.O anonadada me dejan estas depravadas palabras, ¡que desfachatez! No puedo ni ausentarme un poco de Casa, ¿donde quedo mi dulce y angelical niño?

    ResponderEliminar
  5. Querida Lysa tu angelical niño convirtiose en un adolescente salidorro.

    ResponderEliminar
  6. Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaajajajajajajajajajaja esto es demasiado xD

    Lord Walder Frey (Que no sé porqué co** no me deja comentar)

    ResponderEliminar
  7. Jajaja es repulsivamente bueno. Mis felicitaciones Señor del Nido.

    ResponderEliminar