miércoles, 7 de marzo de 2012

Hombres quebrados

Dijo una vez un Septon llamado Meribald:
- A los bardos les gustan las historias de buenos hombres que se ven obligados a saltarse la ley para combatir a un señor malvado, pero la mayoría de bandidos no son así, la mayoría son hombres malvados, instigados por la codicia; que desprecian a los siete y solo se preocupan de si mismos... Pero los hombres quebrados son diferentes, pueden ser igual de peligrosos pero también son dignos de compasión. Casi todos son gente sencilla, hombres del pueblo que nunca habían estado a más de media legua de la casa que nacieron hasta que un día un señor cualquiera se los llevo a la guerra. Mal vestidos y mal calzados, van detrás de sus estandartes, a veces sin más armas que cuchillos de cocina, una guadaña o una hoz, o una maza que se han hecho ellos mismos. Los hermanos marchan con los hermanos, los padres con los hijos, los amigos con los amigos. Han oído canciones sobre las batallas y anhelan los paraísos que están por ver y las riquezas y las glorias que lograrán. La guerra les parece una aventura, la mayor que vivirá la mayoría de ellos.
Luego prueban el combate...
Algunos se quiebran nada más probarlo. Otros aguantan años, hasta que pierden la cuenta de las batallas en las que han participado, alguien que ha luchado en 100 combates se puede quebrar en el 101. Hermanos que ven morir a hermanos, padres que ven morir a hijos, amigos que ven a amigos intentado meterse sus tripas de nuevo en sus cuerpos después de que un hombre sin rostro le haya rajado con un hachazo...
Ven caer a su señor y, de repente, otro señor se alza en el lugar del anterior guiandoles a la guerra.
Reciben heridas que no terminan de curarse, no tienen suficiente comida; el calzado se les cae a pedazos, las ropas se les pudre, se encuentran en mal estado por el agua no potable que beben.
si quieren algo mejor que lo que llevan se lo roban a los muertos, y no tardan en hacerlo a los vivos también, a los aldeanos en cuyas tierras luchan, gentes que son como eran antes ellos mismos.
Miran alrededor y solo ven desconocidos, sus amigos y familiares han muerto, luchan bajo estandartes que no reconocen. No saben donde esta su hogar y mucho menos volver; el señor por el que luchan no les conoce, pero siempre esta ahí.
comienza la batalla, los caballeros caen sobre ellos, hombres sin rostro envueltos en acero, y el retumbar de su ataque parece llenar el mundo...
Es en este momento cuando el hombre se quiebra, da media vuelta y huye, o se arrastra entre los muertos, o se escabulle en plena noche y busca un lugar donde esconderse.
A esas alturas ni piensan en volver a casa, tan solo viven, viven de comida en comida, son más animales que humanos.
En estos tiempos que corren los viajeros deben de cuidarse de los hombres quebrados y temerlos... pero también deberían compadecerlos.

Lectura sacada parcialmente de Festín de cuervos de George R.R. Martin.

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